Si cualquier ciudadano sumara todos los impuestos que paga a lo largo del año (IRPF, Seguridad Social, IVA de todo lo que compra, IBI, impuestos a la gasolina, impuesto de circulación, etc.) vería que su mayor gasto es el Estado.
Lo malo es que la cosa no acaba ahí. El Impuesto de Sociedades y el resto de impuestos que pagan las empresas, que no son pocos, tambien los pagan los ciudadanos. Es algo de sentido común y además no puede ser de otra forma.
Cuando una empresa vende un producto o servicio tiene que obtener un beneficio porque si pierde dinero cierra y deja de existir. Para obtener beneficio debe establecer un precio de venta que sea superior a sus costes, a todos sus costes. Y lo mismo que sucede con los ciudadanos el mayor coste de las empresas son los impuestos; Impuesto de Sociedades, Seguridad Social de los empleados, IBI, impuesto a la gasolina, infinidad de tasas y permisos administrativos, etc.
Si la empresa no traspasara todos estos impuestos a sus clientes entraría en pérdidas y se vería obligada a cerrar.
Una empresa que fabrique sillas y tenga un coste por silla de 50 euros más otros 80 euros por silla de impuestos tendrá que venderla al público por un precio superior a 130 euros. Si se “olvida” de los impuestos y la vende a 70 euros más pronto que tarde tendrá que cerrar y despedir a todos sus empleados. Además hay que tener en cuenta que cuando el fabricante de sillas compra las herramientas necesarias para la fabricación de las sillas (por ejemplo) tambien está pagando todos los impuestos (Impuesto de Sociedades, Seguridad Social, etc.) de la empresa que le vende dichas herramientas, ya que la situación del fabricante de herramientas es la misma; o traspasa sus impuestos a sus clientes o cierra.
Si la empresa del ejemplo no tuviera que pagar impuestos y siguiera vendiendo sus sillas a 150 euros se encontraría con que otras personas crearían nuevas empresas para fabricar sillas y venderlas a 70 euros, ya que los márgenes comerciales lo permitirían.
Esto forma una cadena desde el origen en la que todas las empresas van traspasando el coste de todos sus impuestos hacia sus clientes, hasta llegar al cliente final, el ciudadano de a pie, que paga TODOS los impuestos de TODAS las empresas que han intervenido en TODAS las etapas del proceso de fabricación del producto o servicio que está adquiriendo.
Por eso resulta tan ridículo que alguien se alegre, o proponga, que les suban los impuestos a las empresas creyendo que la cosa no van con él.
¿Realmente el ciudadano recibe unos servicios por parte del Estado acordes a este coste tan disparatado?.